domingo, 6 de noviembre de 2016

Adiós a los Nexus: Mi experiencia más allá de la obsolescencia

Hace unas semanas el gigante de Mountain View develó su nueva línea de buques insignia: el Pixel y el Pixel XL. Esto implicó la muerte de la línea Nexus que tantos acólitos tenía, incluyéndome. Claro, esto va más allá de un mero cambio de nombre, es un cambio de filosofía. 


Ya no se trata de un buque insignia con algunos sacrificios para tener un precio accesible, una experiencia de Android y actualizaciones directas de Google. Ahora son equipos de tope de gama, con precios Premium, una experiencia Andorid pura, pero optimizada con una interface propia y, esto sí se mantiene, actualizaciones directas de Google. 


Pero no escribo estas líneas para recibir a la nueva camada, sino para despedirme de mis queridos Nexus. Eran los equipos que recomendaba con los ojos cerrados a quienes buscaban un buen teléfono de tope de gama, básicamente por la experiencia pura y las actualizaciones. Mi equipo de uso diario sigue siendo, tras tres años y medio de uso, un Nexus 4

En otro lado quedaron mis relatos sobre lo que había sido la experiencia cuando aún tenía soporte de Google. El año pasado, la empresa le retiró el soporte y negó Android 6.0 a mi teléfono. Claro, es parte de la llamada “Obsolescencia programada”, o una forma elegante de decirte “Ya debiste haber comprado teléfono nuevo a estas alturas, ¿qué estás esperando?”. 


Por motivos que escapan a mi voluntad (situaciones económicas nacionales que no hace falta enumerar), tuve que aplicar una ruta distinta y saltar esa barrera entre el “usuario común” y el “usuario avanzado”. Ya había hecho un tutorial sobre cómo instalar Cyanogenmod de forma fácil en cualquier teléfono con soporte para esa opción, pero presiones de Google sobre Cyanogen Inc. (bajo el argumento de que estimulaba a los usuarios a que violenten la garantía de sus equipos) hicieron que esta opción dejase de existir y, por tanto, me hicieron tomar la ruta larga. 

El proceso de instalar un firmware personalizado en un teléfono Android puede ser complejo y arriesgado, efectivamente anula la garantía del fabricante y, por tanto, uno queda con la responsabilidad completa de lo que ocurra. Así que me tocó respirar profundo, rezar a cuanta deidad me pudiese ayudar, y comenzar el proceso: Desbloquear el bootloader, hacer flash al modo recovery para montar el TWRP y después instalar la versión “snapshot” más reciente de Cyanogenmod para mi Nexus 4. 

Si hay una cosa que debo reconocer al sistema personalizado es, aunque suene redundante, el mayor nivel de personalización de Android que ofrece: Elección de la forma y distribución de los iconos en la barra de notificaciones, un modo nocturno que maneja la tonalidad de la pantalla para que la vista no se canse de noche, capacidad de instalar temas para alterar completamente la apariencia del sistema y un largo etc. Lo malo es que no es tan estable como una versión oficial y alguno que otro error te puede dejar sin batería cuando, un segundo antes, tenías más de 30%. 


Otra limitación con la que he tenido que lidiar está en la memoria: Para 2016 un dispositivo con memoria interna de 16GB sin posibilidad de expansión es como correr el matarón de Nueva York con un grillete en el tobillo. Constantemente tener que vaciar las fotos, videos y archivos, tanto los que creo como los que me envían, para tener unos megas que me permitan respirar. Además de limitar el uso del teléfono para escuchar música sólo a sitios con WiFi porque uso Google Play Music y escucho mi música por streaming.

Por otro lado, disfruto de Android 6.0.1 con todas sus ventajas, sobre todo lo que es el manejo de aplicaciones para que la carga rinda más. También inventé un poco instalando esa interface Android que se había filtrado hace unos meses y terminó siendo la que usan los Pixel: No hay un botón de gaveta de aplicaciones, una barra de búsqueda más discreta y, cómo no, Google Now y sus ventajas. 

Esta es, sin duda una de las grandes ventajas de Android: Una comunidad activa que permite que algunos equipos alarguen su vida más allá de su período de soporte oficial. Mi Nexus 4 ha sido un dispositivo fiel durante más de 3 años y lo seguirá siendo hasta que el hardware quede atrás (hoy está a nivel de gama media, cuando mucho).  


Durante sus 6 años de vida los Nexus nunca fueron dispositivos para el público en general, sino para un nicho de amantes de la tecnología que queríamos lo más puro de Android. Sus herederos, los Pixel, apuntan a ser el siguiente paso, una experiencia Android pura de tope de gama para el público en general, para aquellos que se debaten entre el iPhone y el Samsung Galaxy más reciente.  Veremos qué ocurre en los meses que vienen. 

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