A finales del año pasado un buen amigo en
los Estados Unidos me comentó sobre un LG G4, casi nuevo, que tenía agarrando
polvo en una gaveta de su escritorio. Lo usó poco porque había caído en lo que
llaman un “Bootloop”, es decir, el dispositivo entraba en la pantalla de inicio
y, cuando iba a avanzar, volvía al principio una y otra vez hasta agotarse la
batería. “Te lo voy a hacer llegar” dijo “si lo logras resucitar, es tuyo” y
así nació lo que hoy llamamos el Proyecto Lázaro.
Pasaron unos meses antes de que el
dispositivo llegara a mi mano (básicamente encontrar quien lo trajera desde
Florida a Caracas con la menor cantidad de contratiempos), un LG G4 tan nuevo
que aún había plástico protector en la tapa trasera. Lo primero era cargar la
batería, simple, conectar el teléfono a la electricidad… todo bien salvo por la
manía de encenderse (y caer en el bootloop) al agarrar algo de carga. La
solución fue encenderlo en modo recovery para que se cargue sin mayores
problemas.
El LG G4 es uno de mis buques insigniafavoritos del 2015 (y una buena opción a un equipo de gama media del 2016), el
último en conservar una arquitectura abierta con batería removible y memoria
expansible ese año. Una construcción en un plástico mucho mejor tratado que el
de los dispositivos Samsung, con una textura que intenta emular el metal y un
patrón en rombos que le da un mejor agarre en a mano. Una pantalla de 5.5
pulgadas QuadHD con una ligera curvatura para que usarlo con una mano se haga
más sencillo. El elemento que más identidad le da al diseño del dispositivo es
la botonera en la parte de atrás, en ese punto donde el dedo índice tiene a ir
naturalmente cuando sostienes el teléfono en la mano. Un elemento que se perdió
en las dos generaciones que le siguieron y que, espero, regrese pronto.
En nuestra sala de redacción todo proyecto
comienza con una ardua investigación: Leer blogs, hurgar en Youtube, indagar si
es un caso particular o fue una falla generalizada en los G4 de LG. Resultó ser
algo en medio de todo eso, un lote de dispositivos salió con un defecto de
fábrica, exactamente en los puntos de soldadura del procesador (un Qualcomm
Snapdragon 808 de 6 núcleos). Por fortuna fue un lote pequeño que no afectó
sensiblemente las ventas del dispositivo (como sí pasó con el explosivo Galaxy
Note 7). Por desgracia, un lote pequeño sin mayores consecuencias le dio al
fabricante espacio como para no querer hacerse responsable de los dispositivos
con la falla (¡Muy mal LG!).
Resulta ser que una solución temporal es la
de aplicar calor al procesador con el fin de reforzar la soldadura. Esto, por
supuesto, implica desarmar el dispositivo para dejar expuesto el procesador,
por lo que tuvimos que recurrir a la mejor referencia en lo que a desarmados y
reparaciones se refiere: iFixIt. Con una puntuación de 8/10 en facilidad de
reparación, desarmar el G4 no es demasiado complicado – lo importante es contar
con las herramientas necesarias (un destornillador y una uña de guitarra para
empezar). Desarmado el dispositivo, expusimos el procesador al calor emitido
por un secador de cabello por más de 10 minutos.
El procedimiento estuvo bien, sin embargo, resulta ser que el calor de un secador de cabello no es suficiente para reforzar la soldadura, para ello hace falta una herramienta profesional, una pistola de calor, con la que, por ahora, no contamos. Ahora estamos en búsqueda de la pistola de calor pera hacer el trabajo completo y completar la resurrección.
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